Antes de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, el Instituto Cristiano Tavrisky (TCI por sus siglas en inglés) en Antonivka, una ciudad a orillas del río Dnipro en la región de Jersón, tenía una de las bibliotecas cristianas más extensas de Europa del Este.

Su pastor y rector, Valentyn Syniy, dijo a la VOA que, en asociación con los Traductores Bíblicos Pioneros de Estados Unidos, inició un proyecto de traducción de la Biblia para Asia Central. Desde 2014, también ha apoyado a muchos ucranianos que huyeron de la ocupación rusa de las regiones de Crimea, Donetsk y Luhansk.

La mayoría de los 40 miembros del personal y 300 estudiantes tuvieron que huir tras la ocupación del campus de TCI por las fuerzas rusas principios de marzo de 2022. Las tropas de Rusia convirtieron el campus en una base militar, saquearon computadoras, equipos y quemaron o tiraron Biblias y otros libros, dijo Syniy. Al retirarse antes de una ofensiva ucraniana, bombardearon el campus y lo redujeron a escombros.

«Los soldados rusos nos llamaron ‘sectarios’ y a nuestra fe ‘falsa'», dijo el pastor protestante. Debido a que el seminario tenía libros en ucraniano e inglés, dijo Syniy, los rusos también los llamaron «nazis» y «agentes estadounidenses».

Según Syniy, varios pastores que se quedaron fueron detenidos y golpeados por los rusos, quienes les dijeron que los «sectarios» no tienen lugar en Rusia y deberían ser enterrados vivos. Rusia se ha anexado ilegalmente muchos de los territorios ocupados en el este de Ucrania.

Desde el comienzo de la invasión a gran escala, el ejército ruso ha matado al menos a 39 sacerdotes, pastores y monjes. Han destruido, dañado o saqueado al menos 640 iglesias, monasterios, mezquitas, sinagogas, instituciones teológicas y otros lugares de culto, dijo Viktor Yelensky, jefe del Servicio Estatal de Ucrania para la Política Étnica y la Libertad de Conciencia.

«La víctima número 39 es un pastor de 58 años de la ciudad de Kupiansk, región de Jákov, que fue asesinado ayer en su iglesia protestante durante el ataque aéreo ruso a Kupiansk», dijo Yelensky en una comunicación virtual en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) el pasado 29 de febrero.

Dijo que las tropas rusas mataron deliberadamente a varios sacerdotes y pastores, apuntando a protestantes y sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, a quienes ven como rivales de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Según un informe del Instituto Ucraniano para la Libertad Religiosa, decenas de sacerdotes y pastores ucranianos fueron arrestados, detenidos arbitrariamente, torturados y deportados. Los protestantes ucranianos, que representan sólo alrededor del 4 % de la población ucraniana, son un objetivo desproporcionado por su fe.

«Durante la ocupación rusa, los creyentes de las iglesias evangélicas en Ucrania [pentecostales, bautistas, adventistas, carismáticos, etc.] se ven especialmente afectados. Los soldados rusos amenazaron repetidamente con la destrucción física total de todos los creyentes evangélicos, llamándolos «espías americanos», «sectarios», y «enemigos del pueblo ortodoxo ruso», dice el informe.

Choque de valores: libertad religiosa versus restricciones

Los eruditos religiosos occidentales sostienen que Ucrania y Rusia divergieron en sus actitudes hacia la libertad espiritual después de independizarse de la Unión Soviética.

Catherine Wanner, profesora de historia, antropología y estudios religiosos en la Universidad de Pensilvania, dijo que Ucrania adoptó uno de los enfoques más liberales y pluralistas de la religión. Por el contrario, Rusia optó por restringir y regular la vida religiosa, otorgando un estatus preferencial a la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Desde la invasión de Crimea y partes de Donbás en 2014, Rusia incorporó sus prácticas represivas al entorno pluralista ucraniano, según el informe sobre libertad religiosa internacional del Departamento de Estado de EEUU de 2022, incluidas prohibiciones regionales generalizadas contra grupos religiosos minoritarios, como los cristianos evangélicos, católicos romanos y griegos.

Otras prácticas incluyeron el encarcelamiento ilegal, el abuso físico y las desapariciones de líderes religiosos, así como la destrucción o confiscación deliberada de edificios religiosos.

Después de la invasión a gran escala de Ucrania, las fuerzas rusas intensificaron estas prácticas y las llevaron a otras zonas ocupadas. Borys Gudziak, arzobispo metropolitano de la Arqueparquía Católica Ucraniana de Filadelfia, dijo recientemente: «No hay ningún sacerdote católico activo en el territorio ocupado, de rito griego o latino». Habló durante una discusión reciente en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.

Dijo que las instituciones religiosas que no apoyan activamente al régimen ocupante están «destinadas a la aniquilación».

Según Wanner, el este y el sur de Ucrania eran un «bastión de presencia protestante» en Ucrania. Las regiones de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón, ahora parcialmente bajo ocupación rusa, albergaban nuevas y prósperas comunidades de bautistas y cristianos evangélicos, construidas principalmente con la ayuda de misioneros estadounidenses.

«Había cosas como la universidad cristiana, una variedad de seminarios, editoriales que sirven no sólo a las comunidades protestantes dentro de Ucrania sino incluso más ampliamente dentro de la ex Unión Soviética», dijo.

Redacción: Voz de América.