Hace más de medio siglo, la desaparición del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya conmocionó a todo un país. Era el 13 de octubre de 1972 cuando el avión Fairchild FH-227D, con 45 personas a bordo y en ruta a Montevideo desde Santiago de Chile, se estrelló en algún punto de los Andes.

Setenta y dos días después, cuando prácticamente todas las esperanzas se habían desvanecido, las autoridades confirmaron que 16 personas habían sobrevivido durante todo ese tiempo enfrentándose a las extremas condiciones del terreno, especialmente al frío.

“Nunca había habido sobrevivientes en ese lugar, porque eso es como es estar en Marte, entre montañas, a 4.000 metros de altura, sin absolutamente nada, más que tus amigos”, recuerda Pablo Vierci, periodista y autor de La Sociedad de la Nieve (2008), un libro que narra las experiencias de los sobrevivientes durante esos más de dos meses.

El escritor acaba de presentar una reedición de su obra en la Feria Internacional del Libro de Miami, aprovechando el tirón que ha tenido la película homónima dirigida por Juan Antonio Bayona, estrenada a finales del año pasado.

Vierci explica durante una entrevista con la Voz de América que el proceso de documentación fue “peculiar”, en tanto que no tuvo que dedicar una buena parte del tiempo tratando de encontrar a los sobrevivientes ya que él conocía personalmente a todos aquellos estudiantes que iban a bordo.

“Soy amigo de ellos desde la infancia, éramos compañeros del mismo colegio, del Stella Maris. Habíamos ido también a secundaria y luego formamos un club de exalumnos”, explica el periodista, que compartió aula con Nando Parrado, uno de los que sobrevivieron tras el accidente.

Esa cercanía con “los vivos y también con los muertos” hizo que él se tomara este trabajo mucho más en serio, al considerar que él debía estar a la altura de los sobrevivientes y de los familiares que habían perdido algún ser querido.

“Es un proceso que lo que trae es compromiso, responsabilidad y un desafío tremendo, que es subjetivo, intransferible e intangible: es saber si uno estuvo a la altura. Particularmente con quienes no pude hablar, que son los chicos, mis amigos, que murieron con 20, 23 años (…) No puedo ser desleal con los chicos muertos de tu juventud”, insistió.

Ese libro, La Sociedad de la Nieve, fue publicado originalmente en 2008 convirtiéndose en un éxito literario. Pero no fue hasta 2011, cuando al director de cine español le llega el relato de esta tragedia.

“Me manda la primera carta e inmediatamente se lo traslado a los sobrevivientes. Ahí yo advertí claramente que Bayona estaba en la misma línea que yo, que tiene una sensibilidad exquisita. Es como un Leonardo Da Vinci, es un creador por antonomasia. Y sentí que estaba esa llama que se encendió en los Andes y que luego fue esa antorcha que muchos la tomamos y que hay que mantenerla”, explicó trazando paralelismo con el fuego que lograron crear los supervivientes para cocinar y mantenerse calientes frente a las bajas temperaturas del lugar del accidente.

Las buenas sensaciones que le transmitía Bayona, sumado a que el director de cine quería hacer la película íntegramente en español para ser lo más fiel a la realidad, fue lo que acabó convenciendo a Vierci a sumarse a este proyecto cinematográfico, que también fue un éxito de taquilla y recibió grandes elogios por parte de la crítica.

Vierci estuvo trabajando durante más de seis años en el proceso de documentación para la película, hablando continuamente con los familiares y los sobrevivientes de la tragedia aérea. Todo con un único objetivo: acercarse lo más posible a la realidad.

El escritor confiesa que él “en ningún momento” dio por perdido el avión y que mantenía la esperanza, por muy remota que pareciera. “Se supo que se había suspendido la búsqueda, pero las familias y sus seres queridos no la suspendieron. Cuando tienes 22 años, tienes la sensación de que tus amigos son inmortales porque son buenas personas, inteligentes, buenos deportistas. No se te pasa por la cabeza que puedan morir”, subraya.

Con todo, se muestra satisfecho que gracias al éxito de la película, muchos jóvenes ahora se han interesado por el libro. “Es excelente que los jóvenes tengan referentes de verdad, no de plástico, ni superhéroes. Es importante que tengan compañeros, que sean generosos y que tengan compasión por el prójimo. Ese es mi aporte”, apostilla.

Redacción: Voz de América.