CABO SAN LUCAS, MÉXICO — Las tortugas marinas recorren miles de millas a lo largo de su vida, viajando entre cuencas oceánicas desde aguas frías hasta playas cálidas. A pesar de su importancia para el ecosistema, estas especies están en peligro de extinción, lo que vuelve crucial cualquier esfuerzo de conservación.
En Rancho San Cristóbal, en las costas del Pacífico mexicano, se hacen patrullajes para recolectar nidos y protegerlos en un corral de anidación, aumentando las probabilidades de supervivencia de las crías. Este proceso incluye monitoreo, reubicación de huevos y su liberación tras la eclosión.
“Las tortugas marinas son especies protegidas. Actualmente hay siete especies en peligro de extinción, algunas en un rango más crítico que otras, por lo que cualquier granito de arena que podamos sumar es vital para perpetuar estas especies con más de 260 millones de años en nuestro planeta”, afirmó a la Voz de América la bióloga Zulema Guevara, quien lidera uno de estos proyectos.
El proyecto a orillas del Océano Pacífico, incluye patrullajes en una playa de cuatro kilómetros, la mayoría de los cuales tienen lugar durante la madrugada.
“Recolectamos todos los nidos que vemos; algunas veces presenciamos cómo las hembras desovan, lo que es increíble, y otras seguimos sus rastros en la arena”, explicó Guevara.
Los huevos son contabilizados, transportados y protegidos en un corral de anidación, garantizando mejores condiciones para su desarrollo. Tras 45 días, las crías son liberadas.
Guevara destacó el fenómeno de las «arribadas», anidaciones masivas de más de 100 hembras simultáneamente. Aunque pocas crías llegan a la adultez, el trabajo arduo se traduce en un impacto positivo en su preservación.
La bióloga subrayó la conexión genética y la filopatría de las tortugas, cualidades únicas que refuerzan la importancia de su conservación.
“Tienen muchas muchas características, pero algo que a mí encanta compartir con la gente es la multipaternidad, que cada nido tiene una mamá y puede tener hasta siete diferentes padres, lo cual es una variedad genética única. Nosotros lo vemos desde el momento de la colecta, los huevos de diferente tamaño y ya cuando son crías vemos algunas muy grandes, otras más chiquitas”, explicó Guevara.
Además, destacó el fenómeno de la impronta, un proceso mediante el cual las tortugas, al dar sus primeros pasos hacia el mar, aprenden las características de la playa donde nacieron. Este aprendizaje, ligado al proceso de filopatría, les permite recordar en su adultez esas características y regresar al mismo lugar para desovar, cerrando así el ciclo natural de vida.
En Los Cabos, diversas iniciativas comunitarias han impulsado la conservación, en la que destacan actividades como la liberación masiva de tortugas. Estas acciones no solo protegen a las especies en peligro de extinción, sino que también fomentan la educación ambiental y el ecoturismo, involucrando a residentes y visitantes en el cuidado del ecosistema marino.
El municipio organizó recientemente una liberación masiva de tortugas, invitando a residentes y turistas a ser parte del proceso. Esta actividad, enmarcada dentro de un proyecto educativo, tiene como objetivo sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de estas especies en el equilibrio del ecosistema marino y fomentar su protección.
Al evento, coordinado por la Dirección de Turismo, asistieron unas 30 personas. Janet Ordaz, representante de Recursos Naturales y Silvestres, recordó a los participantes no tocar las tortugas por razones sanitarias.
Estas tortugas eran crías de una arribada masiva. Los huevos fueron recolectados y trasladados a un corral de anidación del municipio, donde permanecieron alrededor de mes y medio.
“Aproximadamente 45 días, pero si hace calor pueden salir un poquito antes; necesitan el calor para desarrollarse”, explicó la funcionaria.
Tras ser liberadas y tocar la arena, las crías deben caminar entre 12 y 15 metros hasta llegar al mar.
Rosa Mandi, residente de Ciudad Juárez, visitó Los Cabos y agradeció la oportunidad de presenciar una liberación masiva de tortugas. Como activista de derechos humanos, destacó la importancia del esfuerzo dedicado a la conservación de estas especies.
“Es precioso, la verdad es maravilloso que podamos formar parte de cosas como esta, que no son exclusivas para quien pueda pagar. Este tipo de experiencias tan naturales pertenecen a todos y son accesibles para personas mexicanas y extranjeras”, afirmó Mandi.
Las tortugas marinas son especies protegidas por leyes mexicanas. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha establecido normas específicas para su protección, mientras que el artículo 420 del Código Penal Mexicano sanciona delitos como capturarlas, dañarlas, recolectar o almacenar sus huevos, y dañar sus nidos.
“Ver a las crías integrarse al mar hace que todo el esfuerzo valga la pena”, concluyó Guevara.
Redacción: Voz de América.