Los incendios en la selva amazónica brasileña alcanzaron en septiembre la cifra más alta en casi una década y media, según datos preliminares del gobierno revelados este martes, tras haber alcanzado máximos similares en los dos meses anteriores.

Una prolongada sequía en gran parte de Sudamérica, relacionada con el cambio climático, ha hecho que los incendios en la Amazonía brasileña hayan ardido con más intensidad este año y que, en ocasiones, el humo haya cubierto más de la mitad del continente.

Los satélites detectaron 41.463 focos de incendio en la Amazonía brasileña en septiembre, el mayor número para ese mes desde 2010, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).

Los incendios de los nueve primeros meses del año son también los peores para ese período desde 2007.

Un reportero de Reuters que viajaba el lunes en un vuelo a Santarem, en el estado amazónico de Pará, vio cientos de kilómetros de humo. Pará también registró el mayor número de focos de incendio para el mes de septiembre desde 2007, mostraron los datos.

El estado alberga la desembocadura del río Amazonas y también acogerá la cumbre sobre cambio climático COP30 de las Naciones Unidas el año que viene.

Los niveles extremadamente bajos de agua en la cuenca del Amazonas también eran claramente visibles desde el aire, con grandes franjas de riberas arenosas secas.

Los incendios no suelen producirse de forma natural en la exuberante Amazonía, sino que son provocados por personas para despejar tierras para la agricultura o la ganadería.

En muchos casos, los delincuentes no tienen intención de dedicarse ellos mismos a la agricultura, sino que pretenden reclamar la tierra para venderla más tarde y obtener beneficios, explica Andre Guimaraes, director ejecutivo del Instituto de Investigación Medioambiental de la Amazonía (Imazon).

«La gente se aprovecha de que los bosques son ahora más inflamables para quemarlos y apropiarse de la tierra más tarde», afirmó.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha calificado los incendios de «criminales», y la policía federal ha declarado que está ampliando sus esfuerzos para combatir los delitos medioambientales en la Amazonía y en otros lugares.

De enero a agosto han ardido 62.268 kilómetros cuadrados en la Amazonía brasileña, según datos del Inpe.

Los incendios suelen alcanzar su punto más alto en la Amazonía en agosto y septiembre, cuando la región está más seca, y es probable que la situación mejore en las próximas semanas con la llegada de la temporada de lluvias.

Redacción: Voz de América.